La técnica de Stanislavsky
Su
principal aporte al teatro es el llamado realismo psicológico cuya intención es
proyectar de manera más real el mundo emotivo de los personajes. En el método que
implantó el teórico ruso, el actor debe someterse a sí mismo a una constante
creación de emociones internas (técnica vivencial), lo que permite la
interrelación entre audiencia y actor, pues son los espectadores quienes
finalmente se ven reflejados en la interpretación. Esto se debe a que el actor
debe frecuentemente recurrir a las experiencias personales para representar las
emociones y lograr así la conexión con la audiencia sin artificios.
En
el marco de sus trabajos, es posible evidenciar la técnica para la formación
del teatro moderno occidental. La preocupación fundamental de Stanislavsky fue
la de luchar contra un estilo de actuación grandilocuente, basado en el cliché,
el estereotipo repetitivo y vacío de emociones que imperaba en su época. Reaccionó
contra el divismo y se opuso a la actuación narcisista dirigida hacia el
espectador sólo en busca de aplausos.
Rescató
al actor como artista. Propuso un modelo de actor honesto consigo mismo y con
su arte, un actor que trabaje sobre la verdad, ya que para el maestro ruso no
existe arte sin verdad. Elevó al actor a la categoría de creador. Los conceptos
desarrollados en la primera etapa de su investigación fueron los más difundidos
y se encuentran recopilados en la bibliografía más conocida del autor que, por
otra parte, es la que ha recorrido el mundo. Mientras sus alumnos y lectores
continuaban trabajando estos conceptos, el maestro ya había variado su enfoque,
pero este cambio de perspectiva en el cual se basó la última parte de sus
investigaciones, no fue recopilada en textos ordenados sistemáticamente, y su
difusión fue escasa y confusa. Los conceptos fundamentales:
*Relajación:
Para
que el estado de creación sea posible el actor deberá estar relajado, claro que
esto no es tan simple en una situación de exposición pública como la que se
vive en escena. Será necesario mantener una lucha constante y permanente contra
las tensiones innecesarias que bloquean la aparición de los estados emocionales
y desarrollar un poder de auto-observación y control permanente. a fin de
eliminarlas cuando aparezcan. A través de ejercicios y de un adiestramiento
sistemático el actor aprende a realizar este control de una manera
inconsciente, mecánica.
*Concentración:
La
sola relajación resulta insuficiente para la creación. Stanislavsky descubrió
que los grandes actores unían a un cuerpo cómodo y relajado una gran
concentración en escena. Comenzó por imaginar una “cuarta pared” que separa al
actor del público, obligándolo a dirigir toda su atención a lo que sucede en
escena y “olvidándose” así del espectador. Esta concentración consistirá en
dirigir la atención hacia los objetos reales y/o imaginarios del entorno, para
lo cual deberá desarrollar su capacidad de observación.
“El
actor debe ser un observador atento no sólo en la escena, sino también en la
vida real. Debe concentrarse con todo su ser en lo que lo atrae; debe mirar un
objeto, no como un transeúnte distraído, sino con penetración, porque de lo
contrario su método creador no guardará relación con la verdad de la vida ni
con su época.”
La
atención dirigida hacia un objeto (entendiendo por tal todo aquello que está
fuera del sujeto) despierta aún más la observación. Pero esta observación tiene
una índole activa: no como una "congelación" en algún objeto, sino
como un proceso activo, de conocimiento, imprescindible para captar el medio
circundante.
Si
bien en el período inicial de sus investigaciones, Stanislavsky trabajó en
torno a una serie de ejercicios tendientes a luchar contra la dispersión y el
control de los objetos de creación (ejercicios que fijaban la atención durante
un lapso de tiempo sobre un determinado punto, o que restringían o ampliaban
los centros de atención), en el período final empieza a considerar la atención
creadora como parte integrante de la acción escénica.
*La acción, el
"si" mágico, las circunstancias dadas:
“En
la escena siempre hay que hacer algo. La
acción, la actividad: he aquí el cimiento del arte dramático, el arte
del actor”. Esta acción, en la concepción de Stanislavsky, puede ser tanto
externa como interna, por lo que no necesariamente deberá manifestarse a través
del movimiento físico. A su vez, toda acción deberá tener una justificación
interna (un "para qué") y ser lógica, coherente y posible en la
realidad.
El "si mágico", que es el
"si" condicional, es el que le permite al actor ingresar en la
ficción y sostenerse en ella con verdad. Ejemplo: "si" fuera de
noche, "si" estuviera solo en mi casa, "si" escuchara pasos
en el patio, etc.- Es el encargado de enviar el primer impulso para que se
desarrolle el proceso creador, despertando en el artista la actividad interna y
externa. Es decir que a partir del "si" el actor crea la ficción y
comienza a actuar sobre ella.
Pero
si el "si" es el encargado de dar comienzo a la creación, son las
"circunstancias dadas" las encargadas de desarrollarla. Sin ellas el
"si" no puede adquirir su fuerza de estímulo.
Por
"circunstancias dadas"
entiende Stanislavsky: “La fábula de la obra, sus hechos, acontecimientos, la
época, el tiempo y el lugar de la acción, las condiciones de vida, nuestra idea
de la obra como actores y régisseurs, lo que agregamos de nosotros mismos, la
puesta en escena, los decorados y trajes, la utilería, la iluminación, los
ruidos y sonidos, y todo lo demás que los actores deben tener en cuenta durante
su creación” .Así, “circunstancias dadas" y el "si mágico"
ayudan al actor a crear el estímulo interior.
*La imaginación:
Si
el modelo que propone Stanislavsky es el del actor-artista, el del
actor-creador, es entonces indiscutible el valor de la imaginación en el
proceso. Efectivamente, el personaje es la creación del actor, puesto que será
él el encargado de darle vida, de prestarle su cuerpo y sus emociones. El
personaje creado por el dramaturgo no es más que un proyecto ideal que deberá
ser realizado, materializado por el actor. El autor le dará un discurso al
personaje, sólo el actor le dará vida.
Al
abordar un texto sólo sabemos qué dicen los personajes, pero nunca qué sienten.
A lo sumo, en las didascalias, el autor podrá sugerir un determinado estado
anímico para tal o cual parlamento, pero normalmente estas indicaciones son de
escasa utilidad para el actor, quien deberá crear para sí los estados
emocionales propuestos por el autor en el plano del texto dramático.
El
autor podrá decir: "Sale Pedro", pero será el actor quien deberá
justificar esta acción (por qué sale, para qué, adónde se dirige, etc). O bien
podrá describir al personaje: "Un hombre joven, dinámico, de aspecto
agradable"; pero sin duda esto es insuficiente para crear la imagen
exterior del mismo. Todos estos "huecos" deberán llenarse con la
imaginación del actor.
*La memoria
emotiva:
Quizás
este sea el tema más polémico del sistema y el que más discusiones ha desatado,
ya que aún en la actualidad encontramos a fervorosos defensores y a apasionados
detractores de la misma.
En
este aspecto Stanislavsky se apoya en las teorías del francés Ribot, de
principios del siglo XX. Este había planteado que a veces reaparecían los
recuerdos, con sentimientos incluidos, y a eso lo había llamado memoria
afectiva. El maestro ruso, preocupado por encontrar una vía para la aparición
de estados emocionales, planteaba al actor trabajar sobre recuerdos personales,
y luego mecanizarlo, para que por un medio automático, mediante la simple
conexión con las imágenes del pasado, apareciese el estado emocional en el
escenario. También podemos reconocer en estos conceptos las ideas de Pavlov.
Así
como existe una memoria sensorial, de sensaciones captadas por los cinco
sentidos (recordamos olores, sabores, texturas, colores, etc.-) también existe
una memoria de las emociones. Es más, muchas veces la memoria sensorial evocará
a la memoria afectiva.
El
actor entonces debe buscar en su pasado personal una situación análoga a la que
vive el personaje en la ficción, revivir esa situación y, una vez encontrado el
sentimiento, traerlo al presente de la escena ¿Pero esto no significaría buscar
conscientemente la emoción? ¿No sería acaso comenzar por los resultados?
En
múltiples oportunidades aconseja Stanislavsky no pensar en el sentimiento, sino
solamente en lo que lo hace surgir, dentro de las condiciones que originaron
esa experiencia. ¿Hay en la memoria emotiva una búsqueda consciente de la
emoción? Si el arte de la actuación pretende basarse en la mecánica natural de
los sentimientos, la memoria emotiva iría en contra de este proceso natural, ya
que en la vida cotidiana las emociones no aparecen como resultado de una
búsqueda consciente de las mismas, sino que son siempre la consecuencia de
algún estímulo. ¿O será que al actor, al seguir la lógica de la conducta del
personaje, le aparecen de modo reflejo los recuerdos de situaciones de su
pasado análogas a las vividas en la ficción? ¿De este modo, estos recuerdos
arrastran al presente las emociones pasadas? En tal caso, no habría una
búsqueda consciente de la emoción.
Por
otra parte ¿estos recuerdos pertenecen a acontecimientos del pasado personal
del actor o constituyen en cierto modo una construcción del propio comediante?
Hoy sabemos que si reunimos a dos hermanos a recordar acontecimientos de su
infancia en común, sus recuerdos diferirán notablemente en muchos aspectos. ¿Es
el recuerdo sólo una realidad del pasado que traemos al presente? ¿Cuánto hay
de construcción imaginaria en él? ¿Cuál será entonces el contenido de la
memoria emotiva?
Son
muchas las preguntas que nos podemos formular sobre este tema y es justo
reconocer que el tratamiento que hace Stanislavsky del mismo ha originado
polémicas que hasta la fecha se mantienen. Lo cierto es que en los últimos
tiempos de sus investigaciones, cuando Stanislavsky descubre el nexo
indisoluble entre lo físico y lo psíquico en el llamado método de las acciones
físicas, revisa este concepto y no vuelve a trabajar sobre la memoria emotiva,
ya que descubre que la misma, en lugar de conectar al actor con su partenaire y
con la escena, lo obliga a aislarse, generando una introspección que atenta
contra el desarrollo de la acción.
*El análisis de
mesa del texto:
En
la primera etapa de sus investigaciones Stanislavsky proponía reunir al elenco
en torno a una mesa y hacer una cuidadosa lectura y análisis del texto
seleccionado. Se trataba de un trabajo básicamente teórico en el que se
abordaban distintos enfoques del texto dramático (histórico, psicológico,
ideológico, etc.) y se investigaban las relaciones y características de los
personajes. Se trabajaba en torno a cuatro líneas:
1-
línea de pensamientos: determinar qué piensan los personajes respecto de los otros
y de las situaciones. Es en esta línea en la cual aparece el concepto de
subtexto: aquello que se esconde, que está por debajo del texto. Respondería a
la pregunta ¿qué quiere decir verdaderamente el personaje cuando dice lo que
dice? 2- línea de imágenes: está relacionado con lo sensorial, con las imágenes
provenientes de la percepción de los sentidos. 3- línea de acciones: consiste
en pensar cuáles serían las acciones que llevaría a cabo el personaje en cada
una de las situaciones del texto. 4- línea de las emociones: es la única
involuntaria e inconsciente.
Las
tres primeras líneas se van construyendo a partir del análisis teórico del
texto y de las situaciones, luego se pasa a la práctica de la representación,
en la que el actor intentaba, en el escenario, reproducir o recrear aquello que
había encontrado racionalmente en la mesa. Como resultado del concatenamiento
de estas tres líneas debía aparecer la cuarta, la de las emociones. Pero pronto
la práctica demostró que esta estrategia en lugar de ayudar al actor le
dificultaba la tarea. Dado que no existía una búsqueda orgánica, la cantidad de
datos conscientes que tenía acerca de su personaje lo bloqueaba.
Más
tarde revisó esta concepción inicial de trabajo del actor y planteó entonces
que antes de sembrar una semilla, era necesario preparar el terreno, para que
ésta sea recibida. El actor debía buscar y analizar las situaciones en las que
se encontraba su personaje, con todo su instrumento psicofísico. Aparece de
este modo la importancia de la improvisación en el proceso de búsqueda del
personaje.
Asimismo
descubrió que la división en líneas también era incorrecta, ya que en el
momento de ejecutar una acción el actor iba anudando simultáneamente las otras
líneas. Es en la línea de las acciones físicas donde se encuentran o movilizan
las imágenes, los pensamientos y las emociones. Lo cual lo llevó a invertir el
proceso: Creer para accionar se transformó en Accionar para creer.
Sin
embargo, con relación al análisis de mesa, Stanislavsky no se contradijo.
Simplemente, descubrió que el momento de hacerlo debía ser otro. No al comienzo
del trabajo del actor, sino en el momento adecuado, después de que el actor
"en caliente", hubiese encontrado lo esencial de su personaje y de
las situaciones. Es entonces cuando el análisis de mesa adquiere sentido, ya
que sirve para que el actor profundice su búsqueda y no lo paralice.
*El método de las
acciones físicas:
Todo
el sistema de Stanislavsky gira en torno a una finalidad: la aparición de
estados emocionales auténticos en el actor y en un elemento central: la acción.
En
este contexto, se entiende por acción a "todo comportamiento humano
tendiente a producir una modificación". Es su capacidad transformadora lo
que la caracteriza. Esta transformación podrá operarse en el entorno, en otro
sujeto o en el propio sujeto agente de la acción; pero siempre conducirá a la
emoción.
¿Qué
es lo que genera la acción? Un conflicto. ¿Qué es el conflicto? Es el choque o
enfrentamiento de objetivos opuestos. Existen tres categorías de conflictos:
intersubjetivos, con el entorno e interiores. ¿Qué es el objetivo? Es aquello
que el personaje quiere. Responde a la pregunta ¿qué quiere el personaje? A su
vez, siempre existe una razón por la cual el personaje quiere lo que quiere, es
decir una motivación. Responde a la pregunta ¿por qué el personaje quiere lo
que quiere?
Esquemáticamente
el sistema de Stanislavsky propone lo siguiente:
“Motivación-Objetivo-Conflicto-Acción-Emoción”. El actor deberá entonces
dividir el texto en unidades conflictivas. Stanislavsky propone dividir la
pieza en trozos. Esta división no se da por la situación de los personajes, ni
por la disposición determinante de tal o cual escena, sino por la acción o
acontecimiento principales. Propone así, un análisis activo de la pieza. Luego
habrá que determinar qué tipo de conflictos se desprenden del texto.
Encontrar
cuáles son los objetivos del personaje y ver si esos objetivos se oponen a los
objetivos de otros personajes (conflictos intersubjetivos). Luego será
necesario examinar si el entorno no genera obstáculos a los objetivos del
personaje (conflictos con el entorno) y si su accionar no le acarrea
contradicciones internas (conflictos interiores).
Una
vez efectuado este análisis, se pasa a las improvisaciones. La improvisación es
una investigación en el plano de los hechos, en la cual el actor asume en
nombre propio los objetivos del personaje. En la lucha por esos objetivos se
generarán conflictos e interrelaciones con los otros personajes y con el
entorno, lo que generará las acciones, las que producirán emociones. Así,
paulatinamente, el actor ira creando su personaje, irá
"transformándose" en él.
Creemos
que no es correcto plantear el método de las acciones físicas como una
oposición a sus descubrimientos anteriores. Lo que plantea el maestro ruso en
sus últimas investigaciones es una nueva metodología de abordaje de la escena y
del personaje. El valor nuclear de la acción ya lo había formulado mucho antes.
Stanislavski,
Constantin. Un Actor se Prepara. Mexico: Diana.1999., Stanislavski, Constantin.
Manual del Actor. Mexico: Diana, 1982. Stanislavski, Constantin. El trabajo del
actor sobre sí mismo. Bs As: Editorial Quetzal, 1980, Stanislavski, Constantin.
Mi Vida en el Arte. Mexico: Diana, 1982, Strasberg, Lee. Un sueño de pasión. La
elaboración del Método. Bs As: Emecé, 1997, Wikiepedia.María Osipovna Knébel.
El último Stanislavsky. Editorial Fundamentos. Madrid. España. 1996.
Enciclopedia Salvat Nuevos Rumbos del teatro.
Salvat Editores. Barcelona. 1974.
gracias.
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